9 mar 2007

De Graciela a Engracia


Llamarse Engracia en este mundo cruel no es tarea fácil, conozco muchas que no hubieran podido con la carga, pero también conozco una que no sólo pudo con la carga, sino que lo hace con orgullo. Asi, que no me queda más opción, que decir que todo es cuestión del destino y que ese nombre estaba asegura’o pa’ esa persona de la que les voy a relatar.

Me entenderán cuando les cuente que… ¡Gracielita iba a ser su nombre!, pero miren si es terca la vida e incierto el destino, que juntos conspiraron para que un padre –seguramente harto de haber tenido que inscribir tanto muchacho- y una empleada del registro civil, que mas que servidora pública era dictadora, rebuznó que Graciela no era un nombre, pero Engracia sí. Esto si debe haber servido como una prueba irrefutable de que ese nombre estaba predestinado para Engracia, porque el sheriff nunca dejaba que nadie le dijera como era que se hacían las cosas; tal vez tenía apuro o no quería pelear con la empleada, así que sin discusión la pequeña Graciela pasó a ser Engracia a la vez que constó en el registro civil ponceño y nadie pudo hacer nada.

Deberán saber que un nombre tan especial no podría desgastarse por ahí si ton ni son hasta perder su encanto, así que Engracia, pasó a ser Chela y hasta el sol de hoy, así le decimos todos.


Yo no estuve ahí para ver a Chela crecer, pero las historias de ella si me acompañaron mientras crecía. Hay muchas cosas que pueden decirse de ella, créanme, pero yo hablaré de las que me constan y las que sean relevantes a mi propósito de que permanezcan los buenos recuerdos.

Chela fue temeraria desde la infancia, que mejor ejemplo que cuando peleó ferozmente en la cancha de Gándara y terminó triunfante y victoriosa; el orgullo del triunfo le duró lo mismo que el tiempo que le tomó volver a la casa, donde la recibió Rafin con una “galleta” porque las niñas no pelean en la calle. Lo temerario no precisa en el acto de pelear en si, sino en que esa bofetada tal vez fue la precursora de varias que recibió Chelita. ¿Verdad tití? :)

Chela tiene muchas cualidades, entre ellas tiene una que admiro mucho; es muy trabajadora. ¿Adivinan que historia viene por consecuencia? ¡Sí! Esa misma; “Un sándwich pa’l muchacho”…
Es que tití ha hecho de todo en ésta vida; la tiendita de dulces, el supermercado, el telar, el Centro San Miguel, el trabajo en la oficina del cardiólogo papá de las cangrimanas y ahora en San Lucas. Como lo prometido es deuda hablemos de su ardua y honrosa labor como dependienta de la guagüita de sándwiches del sheriff.
Chela era famosa realizando esa labor, ¡Si! Dije famosa y no precisamente por su carisma inigualable o su paciencia inquebrantable, sino por su prominente escote y la libertad de remeneo con que atendía. Imaginan por que? Exacto ¡Porque no se ponía brassiere!
Y tanto va el cántaro al río hasta que se rompe (o algo así dice el dicho) que por azares del destino (nuevamente), Chela se topó con su Mayimbe. Cocolo hasta la médula pero con un look de merenguero que trascendió tiempo y espacio, Jossie, emigrante de Playita Cortada, Santa Isabel llegó a la Gándara a alborotarle la hormona –y la vida- a Chela. Y ella con su constante contoneo, propio de la libertad pectoral que prefería y la voz mas melosa que fuera capaz de crear, le decía al Sheriff:
“Un sándwich pa’l muchacho”- El resto, es historia.

A Chelita le debo mucho, hasta la vida. Así como lo leen, gracias a Chela, a Jossie y al súper veloz “Champ” de interiores azul -y un extraño y diminuto abanico que no recuerdo si alguna vez funcionó- que fueron a mi rescate mientras convulsaba por razones aún desconocidas. Gracias tití, por eso y por tantas cosas más que aprendí sino de ti, por ti. ¡Como a leer! Que colegios ni que colegios, apuesto a que la mitad de los niños que digo de éste país, ¡Del mundo! Aprenderían a leer antes de terminar kinder, si hubieran descubierto el cajón secreto de los “gufeos” y “vacilones” en la casa de su tía.
Las escuelas no necesitan más y mejores maestros… ¡necesitan gufeos y vacilones! Ves tití por ti y tu casa inicié una práctica que aún conservo, la lectura.

Ahora bien, no solo me salvaste la vida y fuiste la vía para mi aprendizaje a temprana edad sino que me enseñaste algo que no olvidaré mientras viva:


La belleza duele y las uñas postizas son una pérdida de tiempo


Me lo enseñaste con inteligencia, aquella tetrica tarde que a la tribu de pubertas de la calle 8 les dio por ser bellas y exquisitas y colocarse uñas postizas. Chela muy dispuesta aceptó hacer el trabajo de manicurista, lo que no sabíamos ninguna de las pubertas, era que estábamos entregándonos inocentemente a la mercenaria de tití y a sus mas torturantes métodos, Chela no nos pegó las uñas falsas, Chela las incrustó –literalmente- casi hasta la mitad del dedo haciedo que tuvieramos la sensación de que la cutícula nos llegaba casi hasta el nudillo. Demás está decir que ninguna pudo dormir y quedamos inútiles por el resto del día. No recuerdo haberle pedido de nuevo a tití que me ayudara a ponerme uñitas postizas.

Tengo muchos recuerdos bonitos, Chela siempre me dejaba estar con ella cuando cocinaba aunque botara a los demás de la cocina. Mi labor era y sigue siendo -cuando la visito- el de “catadora oficial” de sus inventos y sus clásicos gastronómicos. Nunca me dejó ayudarla en el proceso en si de cocinar - mi ayudaconstaba en pasarle de la alacena los productos y/o utensilios que necesitara-, pero le gustaba –y a mi también- que la acompañara mientras cocinaba y preparaba sus ingredientes y ahí hablábamos mucho, teníamos conversaciones eternas de calquier tema, en especial de la familia y sus recuerdos de la cocina con el sheriff, muchas de las veces me contaba las historias que Carmin nunca recordaba. Recuerdo con nostalgia los días de lluvia y relámpagos que me daban tanto miedo y tití iba a la escuela y nos buscaba a mí y a Lolita, nos hacía empanadillas y nos dejaba ver muñequitos en su camita siempre fría y con olorcito a "Tuscany" en la almohada de ella.

Y finalmente Chela es responsable de mi religiosidad infantil, es más, ella y yo éramos compañeras beatas de los rosarios familiares (que clase par), me enseñó la oración de la familia y eso fue muy importante para mí porque era una tradición, me sentí elegida y con una responsabilidad diferente a la de los otros primos; también luchaste porque aprendiera a manejar el rosario, pero te confieso que nunca lo entendí bien y ya ni si quiera me acuerdo como es que se usa. Pero todo esto iba mas allá de rezar o no, del rosario o no, era cuestión de estar en familia, de pertenecer a ustedes y de que el sheriff estuviera orgulloso de mi.

Tití nunca se cansó de decirme “negra” y yo me cansé de querer que no me dijera así, ahora es parte de mí, de mi identidad y si no me dice así, lo extraño. Chela, gracias por formar parte de mi vida, por elegir tratarme como a otra hija (incluyendo las peleas, que no son pocas) y simplemente estar ahí. Te agradezco no porque me lo hayas pedido alguna vez, sino porque creo sinceramente que uno toma decisiones y elije muchas cosas de su vida que lo afectan, pero que también afecta a los demás; tu elegiste quererme y por eso te agradezco. Así , de la misma forma espero que esto que lees, sino te alegre un poco, te haga saber y estar segura que te quiero mucho y que eres muy importante en mi vida.

Y así muchas, demasiadas otras aventuras entre Chela y esta negra que les relata, que espero no olvidar pero que si sigo contando nunca terminaré.

Gracias de nuevo,

Maru

P.D. Chelita, esto no se me olvida nunca:


"Que sueñes con los angelitos,

la vírgen María y el señor San José.

Tití te quiere y te ama"



Este es mi segundo relato de “Memorias de una familia gandarística”. El primero que dedico a alguno de los 12 Santiagos. Pero a diferencia de mi primer relato, donde no pude dedicárselo a mi abuelo en vida y que supiera lo orgullosa que estaba –y estoy- de él y de la infancia que viví a su lado, me propuse relatar las memorias que adquirí y conservo a través de todos estos años, con mi familia y que ellos lo vean. El proceso no es fácil, ni compulsivo, a veces conlleva momentos de catarsis, de tristeza, de alegría, de frustración y de mucha nostalgia. Pero mi familia es tan importante para mí, que más que pretender honrarlos momentáneamente o beatificar sus acciones, quiero que consten mis recuerdos en sus vidas, que trasciendan de las conversaciones en la cocina y las fiestas familiares, que cada uno de ellos sepa que considero que ser parte de ésta familia no es fácil, pero me encanta.

El orden en que escribo, no establece la prioridad que tiene cada uno en mi vida, así que no quisiera que sientan lo contrario. El deseo de escribir me surge espontáneo y así quiero que continúe. Todos y cada uno de los Santiagos forman parte del todo que es mi vida, por poco o mucho que parezca. Y aunque conozcamos cada uno los defectos de los otros, mi propósito no es enumerarlos porque los sabemos de memoria, son las virtudes y recuerdos gratos a veces se van al olvido injustamente y sin opción de retorno. Para ustedes y para mi es esto. Gracias por ser mi familia.

Los ama,
Maru

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta tu Blog. Soy tu primo bebe!!!!!

portorikan dijo...

oh my gosh... I want some...

(sorry I didn't read the whole thing... was kinda long and personal looking).